Sí, mi objetivo principal cada día es escribir una novela, pero, lo confieso: en ocasiones escribo basura. Y que nadie me diga que no, que no es basura, que sé escribir y son cosas mías y mis inseguridades… No. Es basura. Y tiene que serlo. Es de lo que se trata.
Escribir una novela, antes
Antes de publicar mi primer libro, mucho antes, mis sesiones de escritura eran igual de largas que las de ahora, pero muy diferentes. Como un burro con las orejeras puestas, me dedicaba a escribir una novela, escribir, escribir, sin preocuparme por nada más porque, oye, al fin y al cabo nadie iba a leerlo.
No me importaba nada, al menos de una manera consciente, ni la profundidad de los personajes, ni la coherencia de la trama, ni el estilo, ni el ritmo… Nada, solo escribir una novela, volcar en papel las historias que rondaban por mi cabeza y que podían no tener mayor sentido que el que yo misma entendía.
Por supuesto, de manera inconsciente sí que me fijaba en esas cosas, y cada vez que volvía atrás y releía -porque me encanta regresar atrás y releer lo escrito- corregía pequeños detalles, a veces palabras sueltas y otras veces párrafos enteros, pero no me preocupaba por saber qué era lo que no me gustaba ni cómo corregirlo de la manera adecuada. Simplemente lo hacía. Porque, como he dicho, nadie iba a leerlo.
“Pero el mundo le daría alcance a uno e intentaría asquearlo. Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las dos cosas”. Ray Bradbury
No eran textos escritos para ser leídos, ni mucho menos juzgados, eran desahogos, vías de escape del mundo real, sueños, fantasías, miedos, dolores, ilusiones… Eran cosas mías.
Y eran basura.
Cómo es escribir una novela ahora
Ahora es distinto. Ahora tengo que escribir bien. ¿De eso se trata, no? Ahora debo escribir una novela lo mejor posible y tener en cuenta en cada página todas esas cosas a las que no prestaba atención antes: ritmo, caracterización, worldbuilding, tramas, subtramas… Ahora escribo con el constante recordatorio de que alguien va a leer lo que salga de mis dedos, y eso pesa. Y vaya si pesa.
Escribir una novela es un camino lleno de miedos y dudas.
Todos los escritores dicen que no debes dejarte llevar por ese miedo, que debes olvidarlo, pero creo que es imposible. Por mucho que escribas para ti mismo, tu cabeza sabe que no es así, que no solo alguien va a leerlo, sino que tu intención final es que alguien lo lea, y más aún, que le guste. ¿Cómo no vas a tener miedo?
Por eso, todavía hay ocasiones en que escribo basura.
Hay días en que lo necesito, no preguntes por qué, solo es una sensación, algo dentro de mí necesita recurrir a ese tipo de escritura para lograr lo que siempre fue, un desahogo mental, una huida. Y en esos días paro lo que estoy haciendo, el proceso de escritura de un borrador o la revisión de la próxima novela, y dedico tanto tiempo como puedo a escribir basura.
La culpabilidad no me la quita nadie, eso sí. Ya estoy en Modo Escritora, y vivo con la permanente obsesión de aprovechar el tiempo, el escaso tiempo del que dispongo, para escribir una novela, revisar, corregir, maquetar… ¿Perder horas escribiendo basura que no se va a publicar y nadie debe leer? ¡Estás loca!
Bueno, sí, estoy loca de muchas maneras y esa puede ser una de ellas, pero he aprendido a aceptar que necesito escribir basura de vez en cuando. Además, creo que me ayuda a ser mejor escritora ¿sabes?
Escribir sin filtro ni cortapisas, solo dejar salir lo que llevas dentro es una manera muy efectiva de librarse de la autocensura que todos los escritores cargamos a cuestas. Cuando regresas al trabajo “oficial” lo haces con más frescura y libertad. Se lo recomiendo a escritores y no escritores, aunque, en mi ignorancia, una de las preguntas cuya respuesta no logro comprender es ¿cómo puede haber gente que no escriba nada, nunca? ??
“No escribir, para muchos de nosotros, es morir”. Ray Bradbury
¿Cómo sobrevive?
Lo malo.
-Enséñamelo, ¿qué estás escribiendo? ¿De qué va? ¿Qué es? Si es basura, ¿por qué lo escribes? ¿No deberías estar terminando la novela en vez de ponerte con eso?
Queda claro, ¿no?
Pues eso.
En definitiva.
Si eres escritor, es probable que tú también escribas basura de vez en cuando, de manera consciente y deliberada. Si no, puede que esta confesión te haya sorprendido, espero haber logrado que entiendas a qué me refiero con basura y por qué la escribo.
Puede que incluso te animes a intentarlo tú mismo. Al fin y al cabo, nadie lo va a leer, ¿verdad?
¡Hasta la semana que viene!