¿Alguna vez lo habías pensado? Hay gente a la que le cuesta creerlo. A los escritores de género negro, criminal y demás sanguinolentos nos encanta el crimen, los asesinatos y los detalles escabrosos, pero también tenemos nuestro corazoncito.
Y por mucho que algunos quieran disimular, se les ve el plumero con el amor que profesan hacia sus mascotas.
Los que leéis mis novelas podéis sospechar que soy una amante de los animales, en general, y de los perros, en particular. Durante mi infancia y adolescencia siempre hubo un perro en casa, y también en mi edad adulta, hasta que el último falleció de una manera inesperada y terriblemente dolorosa para mí, y no he tenido el valor de volver a adoptar a ninguno.
Por eso hoy quiero homenajear a las mascotas de los escritores, que pasan horas a los pies del autor de turno, si son perros, o encima del teclado, la pantalla, la cara… si son gatos.
¿Los conocéis?
Escritores y sus mascotas
Molly, alias “the Thing of Evil” se ha hecho un hueco más que merecido en las redes sociales de san Stephen King Bendito. Los comentarios sobre la supuesta vileza del pobre animal y las temibles ideas que pasan por su mente mientras nos mira con esos ojillos nos muestran una faceta humorística del escritor que pocos conocíamos.
Laszlo, el perro de Harlan Coben, es para comérselo. Al igual que el de Stephen King, el de este conocido autor de thrillers y novelas de suspense también tiene su propia personalidad, si bien no parece tan malvado como Molly. Laszlo es más de quedarse en casa y protestar cada vez que su dueño sale de gira.
Lucu, el enorme gato de Manel Loureiro. El autor patrio de novelas de terror es más de felinos, aunque el suyo podría pasar por un cojín, pues entre el color y las posturas que adopta no hay quien lo distinga del sofá. Muy fan.
McNurtry, de Joe Hill. Hasta feo estaría que el hijo de san Stephen King bendito no compartiera con su padre el amor por los perros, en general, y por los corgis en particular.
Además de poesía y una enorme calidad literaria, Carlos Zanón también tiene un perro. Eso sí, no he logrado averiguar cómo se llama. Ni falta que hace, porque con esa carita, ¿qué más da? La del perro, se entiende, no seáis malpensados jjjjjjj
La manada de John Hart. Este autor de thrillers y suspense no podría ser más americano aunque lo pretendiera. Vive en un rancho y hasta posa con sombrero vaquero. Y, por supuesto, tiene una manada de perros cuya más reciente incorporación se llama Mr. Monroe. ¿Por qué me gustan tanto estos nombres absurdos?
La escritora Care Santos es otra amante de los gatos, y, por lo que he visto, tiene varios que gustan de esconderse entre las cajas de sus libros y vivir la buena vida entre las mantas del sofá.
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Mystic, de Franck Thilliez. ¡Menuda preciosidad de bicho! El instagram de este autor parece un álbum de fotografía profesional cada vez que Mystic posa para la cámara. De verdad, pura belleza.
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Le retour de la bête #chat #cats #bengale #chatbengale #franckthilliez
Seguro que Mari Jungstedt menciona en algún lado del Instagram el nombre de su perro, pero a ver quién lo entiende. De todas formas, igual que el de Zanón, con lo bonito que es, no importa demasiado cómo se llame.
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Jag och min hund ❤️ #marijungstedt #gotland #bernersennen #doglover 📸 @mariaostlin1
Estos han sido solo unos cuantos, como podéis imaginar, hay mil escritores dentro del género criminal, y muchos tienen sus propios animalitos. Y otros no. ¿Conoces alguno que te gustaría comentar? ¿Quieres presentarme a tu propio compañero de cuatro patas (o dos o ninguna u ocho…)?
¡Adelante!
Hasta la semana que viene, lectores.
2 Comentarios
Pues a ver, querida pelirroja, aunque no todos los escritores q te vaya a nombrar sean de novela negra, a bote pronto se me viene a la cabeza q María Oruña tiene a su perro de aguas, llamado Gordon. También Juanito Jurado tiene a su Sam, y, nuestro admiradísimo puto amo, nos ha enseñado a su preciosa perraca, llamada Roma.
Creo q te hice algún comentario en ‘Zed’ con lo del sufrimiento q me causa cada vez q en una novela negra aparece un perro.
Como amante y protectora de los animales q soy en general y, madre perruna en particular, tengo q admitir q se me ponen los pelos de punta si conforme voy leyendo una novela me aparece un perro en mitad de la trama, es q no me fío un pelo de vosotros, asesinos!!
Voy a hacerte una confesión: soy una persona muy dificil de hacer llorar, aunque soy muy pasional y expresiva, a la hora de hacer soltar una lágrima me cuesta mucho, pero, eso sí, en cuanto sale la primera, ya no hay vendaje q pare la hemorragia.
El caso es q, los libros q me han hecho soltar una lagrimita han sido sólo los q han hecho bastante referencia a un perro, esos han sido; la trilogía de David Jiménez ‘el tito’ ( la historia de la galga, Sola, q ha hecho q hasta la fecha esté encaprichada de hacerme con una de su especie) y ‘un perro’ de Alejandro Palomas, un escritor q me encanta por la sensibilidad con la q escribe y lo descarado q hace su amor hacia los perros. Imposible no emocionarse
Soltado todo el rollo, tengo q decir a mi favor q no hay perra más bonita q mi #sorabebe, aunq ya está dándome sufrimiento con los achaques de la edad, sigue siendo lo más bonito y lo más puro q tengo desde hace 12 años. El día q no esté a mi lado ya será una vida completamente diferente.
Me encantaría saber la historia de tu perrito y el pq te tiene tan frenada la idea de hacerte de otra compañía. Si algún día te apetece hablar del tema, aquí me tienes.
No suelo comentar las publicaciones de los blogs pero hoy me he extendido por la sensibilidad q me causa el tema. ☺️ Espero no aburrirte.
Un abrazo, miniña ❤️
¡Ay, que no se puede ser más bonita!
Un millón de gracias por tu comentario, Sory. Un día estaré encantada de contarte mi historia, aunque tendrás que aguantarme los lagrimones, que han pasado trece años y todavía me retuerce el alma recordarlo.
Recuerdo tu comentario a raíz de Zed y recuerdo que te dije que conmigo no tenías que preocuparte. Nunca, jamás haré daño a un animal en mis libros. No sería capaz de escribir una escena así, y mira que ya sabes que algunas de mis escenas son de aquella manera. Pero ¿a un animal? Incapaz, totalmente.
Disfruta de tu #sorabebe, no hace falta que te lo diga, y sigue amando a los animales de esa manera, que son lo mejor que hay.
Un beso enorme y no vuelvas a pensar, jamás, que me aburres. Nunca, nunca.
Besotes.