Hoy quiero hablar sobre uno de los dos clichés que acompañan al oficio de artista desde el principio de los tiempos.
El primero es que los artistas deben ser alcohólicos, drogadictos o ambos a la vez. No voy a entrar en eso, porque creo que no es necesario aclarar que no todos los artistas le dan a los psicotrópicos de cualquier tipo. Habrá artistas abstemios y, aunque no conozco las cifras, si se da el caso de que el porcentaje de artistas aficionados a las drogas es superior a otras profesiones, tampoco creo yo que sea como para sentar cátedra al respecto.
Pero no, el cliché sobre el que quiero hablar hoy es otro, se trata de esa idea que relaciona el genio artístico con el sufrimiento, físico o, más habitualmente, psicológico. El artista como ser atormentado, que ha tenido una vida dura y ha sufrido más que nadie hasta convertir ese sufrimiento en la semilla de la que nace su arte.
¿Es necesario sufrir para convertirse en un genio del arte?
Mi pregunta, lejos de esta, será ¿conoces a alguien que no haya sufrido?
LA HISTORIA
A lo largo de la historia, artistas de la talla de Beethoven, Frida Kahlo, Poe, Woolf, Hemingway y otros tantos han utilizado su sufrimiento interior y exterior como fuente de inspiración para su arte, y han achacado a aquel el valor de sus obras.
¿Habrían creado esas mismas obras sin el sufrimiento que las inspiró? Probablemente no, todo artista se nutre de lo que vive, y lo que vive afecta a lo que crea, eso es evidente. Pero, ¿lo que hubieran creado habría sido peor?
Dudo mucho que el sufrimiento te haga mejor escritor, pintor, director de cine o lo que sea. Lo que sabes, lo sabes, tu habilidad para dibujar una cara o una expresión no depende de las ganas que tengas de morir. Lo que cambia es tu enfoque. Si estás hundido en la misera, no querrás pintar ni escribir ni componer obras alegres que hablen de la felicidad. No te saldrá de dentro. Escribirás sobre temas tristes que reflejen el dolor que sientes. ¿Te hace eso mejor artista?
EL HUEVO O LA GALLINA
Por supuesto, hay algo innegable, una persona que sufre durante mucho tiempo acabará buscando alivio en el arte. Eso es así. Sobre todo si ese sufrimiento ocurre cuando aún es un niño y está a tiempo de moldear su personalidad desde la raíz, y si tiene la suerte de encontrar alguien o algo que acerque el arte (cualquier tipo de arte) a su vida. Ese niño hallará en él el refugio al mundo exterior. Y empezará pronto a crear. Y desarrollará sus habilidades temprano y con dedicación casi de necesidad física, de supervivencia. Eso lo hará mejor que otros que hayan visto en el arte un mero entretenimiento, sin duda, pero no sé si se puede decir que el dolor que siente sea el motivo de su posible maestría.
SOBREPONERSE
El otro día estaba viendo el programa This is art, de Ramón Gener (si no has visto ya los programas que hace este hombre, estás tardando). El episodio en cuestión hablaba de la manera en la que el arte ha reflejado el dolor desde el principio de los tiempos, y de cómo los artistas usaban su arte para sobreponerse a ese dolor.
En determinado momento, Gener entrevistaba a James Rhodes (muy fan). Rhodes, para quien no lo conozca, es un pianista británico que se hizo famoso entre los no seguidores de la música clásica por la publicación de un libro en el que narraba los abusos sexuales que había sufrido durante la infancia, abusos continuados que lo llevaron a sufrir graves trastornos psicológicos y físicos y a intentar suicidarse. ¿A qué viene esto? A que este hombre sabe lo que es sufrir.
Gener le preguntaba sobre esa relación entre artistas y sufrimiento y él decía, literalmente, “That’s bullshit!” O sea, que no, que es una tontería. Rhodes daba a entender que todo el mundo sufre, y que el artista no crea gracias al sufrimiento, sino “a pesar de” el sufrimiento.
Y ahí se me encendió la bombilla.
LO QUE EL ARTISTA HACE CON EL SUFRIMIENTO
Todo el mundo sufre, y el que diga que no, miente. Todo el mundo sufre dolores físicos, mayores o menores, y todo el mundo sufre dolores en el alma alguna vez. Por supuesto, hay quien sufre un dolor crónico, de uno u otro tipo, que condiciona su vida, pero eso no lo convertirá en artista.
Si no eres artista, te comerás ese dolor con patatas y tratarás de llevarlo de la mejor manera que puedas.
Si eres una persona normal que se dedica a cualquier tipo de arte, puede que no logres evitar que ese dolor te venza, puede que estés demasiado cansado (física o psicológicamente), puede que estés demasiado triste o que no tengas fuerzas para crear nada con todo lo que llevas encima. Y es normal. Y debes preocuparte solo por ti y por recuperarte lo mejor posible de cualquiera que sea tu dolor. Y no pasa nada. Tranquilo. No pasa nada.
Pero algunos artistas, solo algunos, logran crear “a pesar del dolor”, como decía Rhodes. No crean gracias a él, sino que lo meten en el bolsillo y siguen creando, pese al dolor, pese al sufrimiento. Utilizarán el arte para tratar de convertir ese dolor en algo manejable a lo que puedan enfrentarse y comprenderlo y que pierda gravedad bajo el peso de sus obras. Crearán tanto como puedan hasta quedarse sin fuerzas porque, sí, ellos también perderán las fuerzas en algún momento.
Esa resiliencia no los convierte en genios de su arte, esa capacidad o habilidad artística ya tenía que estar ahí antes, pero sí les va a dar la rabia y la fuerza y la necesidad del arte como método de supervivencia que otros quizá no logren encontrar. Hará que no se rindan y hará que mejoren cuando otros habrían tirado la toalla.
Eso no hace a unos mejores que a otros, no es algo que puedas cambiar. Cada uno se enfrenta como puede al sufrimiento y cada uno sobrevive a él de la manera que mejor le funciona.
Pero si tu vecino está triste no se entera ni Dios, y si está triste un genio de la pintura o la música o la literatura, lo publicarán en todos los periódicos, analizarán sus cuadros o sus composiciones o sus novelas y llegarán a la conclusión de que esa tristeza es la clave.
¿Tú que crees, lo es?
4 Comentarios
Aunque todos hemos oído el cliché del artista sufridor, la perspectiva de tu artículo me ha parecido muy interesante. El aporte de Rhodes da un punto de vista diferente al cliché, le da la vuelta, rompe el mito cambiando sólo un par de palabras.
Yo trabajo con niños con necesidades especiales. Es cierto que el arte les ayuda a calmarse. Ponles unas pinturillas y papel delante, y sus niveles de ansiedad bajarán. Para eso, tienen que haber bajado al nivel «soy capaz de escucharte y ver lo que me ofreces», y todo irá mejor.
Hay artistas que, cuando sufren, dejan de crear. Incluso Sabina lo ha comentado en alguna entrevista. Cuando tuvo depresión, se encerró y no fue capaz de hacer nada. Supongo que esas etapas oscuras no ayudan a estar activo, pero quedarán reflejadas en nuestras obras posteriores.
Y no sigo comentando porque acabaría haciendo otro artículo; un subartículo del tuyo. Saludos 😉
Hola, Isabel. Muchas gracias por tu comentario.
Me gusta el enfoque del efecto del arte en los niños y, sobre todo, lo que comentas de que el sufrimiento puede inhibir el arte del creador, es una forma de verlo completamente diferente a lo que nos han contado hasta ahora, y me parece muy interesante.
Un abrazo
Hola,
Me gustó tu artículo 🙂
Yo soy músico/compositor y analizando un poco tu artículo, en mi propia opinión más bien es algo como: “Tienes que conocer lo malo, para reconocer lo bueno”.
Al fin y al cabo, toda clase de arte, es poder plasmar/expresar en nuestras propias “palabras” lo que vivimos y cómo lo vivimos, desde una perspectiva personal.
-LC
Muchas gracias, Luis.
Coincido contigo en tu idea del arte. De eso se trata, exactamente, para mí también.
Un abrazo.