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Reseña de El último beso, de James Crumley

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El último beso, de James Crumley

C. W. Sughrue ex oficial del Ejército, alcohólico y mujeriego, representa el arquetipo del investigador privado de la América posterior a la Guerra de Vietnam. De gatillo fácil y escasos escrúpulos, mientras trabaja en un bar de topless de Montana recibe el encargo de encontrar a un escritor en paradero desconocido.

Sin que Sughrue lo pretenda, su búsqueda le llevará a interesarse por la desaparición de una joven diez años atrás en San Francisco. Esta nueva tarea, sin embargo, se convertirá en un intrépido viaje a las entrañas de una nación que sufre las consecuencias psicológicas de una guerra, con sus pesadillas y sus sombras aflorando a cada paso.

Lo que sí

  • El protagonista, lleno de matices y más oscuro que claro
  • Los giros, muy bien trazados
  • Ese aire a género negro más clásico
  • Fireball. Hay que quererlo

Lo que no

  • Los villanos se me quedan un poco cortos, en general
  • Sí, género negro clásico, y como tal, machista
  • La ambientación no terminó de transportarme a la época

El último beso, de James Crumley. El regreso al género negro más clásico.

Leer El último beso ha sido como leer los clásicos más sucios del género negro, como volver a Hammett o a Chandler. Es áspera y mordaz, políticamente incorrecta hasta decir basta, machista, en demasiadas ocasiones, aunque tampoco los hombres salen bien parados entre sus páginas, de modo que no me pienso quejar.

Es una historia que tiene tanto de novela negra como de road movie, pues se pasan las páginas en la carretera, de ciudad en ciudad recorriendo la mitad de Estados Unidos, y por el camino encontramos alcohol, sexo, violencia, soldados traumatizados y buscavidas de la peor calaña.

El protagonista, como un Sam Spade menos frío y mucho más borracho, desprende el mismo cinismo que se le espera a un detective como Dios manda, las mujeres son manipuladoras mujeres fatales o dulces damiselas en apuros con un arma escondida en la media. Y los villanos, ¿qué se le puede pedir a un villano en una novela en la que el héroe no tiene nada de bueno?

El autor. James Crumley

Reseña El ultimo beso - arantxarufo.com

James Crumley nació en Three Rivers, Texas, en 1939.

Se especializó en novelas criminales, violentas y hardboiled, además de cuentos y ensayos sobre el género.

En español, solo se han editado cuatro de sus trabajos.

  • El pato mexicano
  • El último beso
  • Uno que marque el paso
  • Un caso equivocado

La trama

El detective C. W. Sughrue ha recibido el encargo de localizar y llevar de vuelta a casa a Abraham Trahearne, un famoso escritor en horas bajas con tendencia a huir de su familia y refugiarse en los bares.

Encontrarlo resulta sorprendentemente sencillo, en un bar de mala muerte a las afueras de San Francisco en el que también encuentra a Rosie, la dueña del local, quien aprovecha la circunstancia para pedirle que busque a su hija, Betty Sue, desaparecida hace diez años sin dejar rastro.

Sughrue sabe que no tiene la menor posibilidad de encontrar a alguien que lleva tanto tiempo sin dar señales, pero ya que tiene unos días libres antes de regresar a casa con Trahearne, decide aceptar el encargo sin compromiso.

A partir de ese momento, ambos hombres se ven envueltos en una búsqueda que los llevará por medio país, de bar en bar y entre las cloacas de una sociedad que acaba de perder la guerra de Vietnam. Por el camino, la historia de Trahearne y su familia irá ganando más relevancia de la que cualquiera podría esperar.

Los personajes

  • W.C. Sughrue. De regreso de la guerra de Vietnam, acaba por casualidad trabajando como detective privado. Personas desaparecidas, divorcios, chanchullos… Lo que sea con tal de vivir en paz y tener una bebida a mano. Por desgracia, los románticos como él siempre encuentran la manera de meterse en líos.
  • Abraham Trahearne no es un borracho, es un alcohólico sin remisión. Por saciar su necesidad de bebida, soledad y atención no le importa hacer daño a cuantos cometan el error de acercarse a él.
  • Betty Sue Flowers. Esta joven talento de la actuación lleva años desaparecida, pero eso no quita que su madre aún desee encontrarla. Todos los que la conocieron destacan su magnetismo, su talento y lo inexplicable de su desaparición.
  • Fireball, un bulldog. Sí, un perro. Ya sé que es raro que lo incluya en esta lista de personajes, pero es que te pasas la novela preocupada por el chucho. Dónde está el perro, quién lo tiene, con quién se ha ido (porque el jodío animal se va con cualquiera, hay que decirlo). Un bulldog perezoso y borracho que nos acompaña por medio país.

En resumen: El último beso

No puedo sino recomendar esta novela a todos los amantes del género negro.  Escrita en 1978, publicada en España por RBA en el 2013 como El último buen beso, y rescatada hace unos días por Salamandra como El último beso (¿Qué problema había con el adjetivo “buen”? ¿No nos gustan los besos buenos?), no me queda sino esperar que traduzcan más novelas del autor porque ya me lo he apuntado en mi lista de imprescindibles.

El último beso es sórdida, oscura y violenta, y aun así muestra una leve claridad de esperanza sobre el ser humano, de alguna manera, quizás ese romanticismo suicida que acompaña a los detectives como Sughrue.

Solo puedo criticar, por criticar algo, la ambientación. No es que esté mal, en absoluto, pero El último beso sucede en los años inmediatamente posteriores a la guerra de Vietnam como podría suceder en cualquier otro momento. Es cierto que hay multitud de referencias a los hippies y a la guerra, pero en un país como Estados Unidos, eso no es tan específico como podría, y no he conseguido sentirme en esa época en concreto. Es una historia, como digo, que habría funcionado exactamente igual si la hubiera desarrollado en la actualidad.

No es una crítica muy dura, ¿no? Pues si te gusta la novela policíaca, ya estás tardando en ir a por esta.

Recuerda que puedes comprarlo en librerías o en Amazon


Un abrazo, y felices lecturas.

2 Comentarios

Mª Carmen
Responder
febrero 5, 2020 at 8:53 pm

¡Ay!, después de esta reseña no puedo dejar de leerlo. Y mi lista de pendientes no para de crecer…

    Ara Rufo
    Responder
    febrero 6, 2020 at 9:18 am

    ¡Es nuestra cruz! Por cada uno que tachamos se acumulan dos más. O tres. O tres mil ‍♀️‍♀️
    Pero este merece su puesto en la lista, te lo aseguro
    Un abrazo M.ª Carmen

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