Pues nada, después de mis muy necesitadas vacaciones y mi viaje por Los Ángeles y San Francisco, aquí estoy de vuelta 😭😭😭😭
No. Estoy bien. Estoy bien. De verdad.
En fin, que ya estoy de vuelta y me encuentro de golpe y porrazo con que el otoño ya está aquí. Mi estación favorita. Se (supone que) se acaba el calor y llega el fresquito. ¡Al fin! Las chaquetas, los días de lluvia al otro lado de la ventana, los platos de cuchara… 😜 ¿A quién no le gusta todo esto?
Y con el cambio de estación toca hacer un repaso del trabajo realizado los últimos meses. Así que vamos allá.
El libro
Uff… ¿Qué te puedo decir? Queda un día. ¡Un día! Mañana sale a la venta oficialmente mi nueva novela y yo estoy tranquila. Muy tranquila.
Pues sí, después de años de trabajo, Zed está muerto ya es una realidad. Solo puedo daros las gracias por el apoyo que me habéis prestado durante mis ataques de pánico y mi constante necesidad de huir a una isla desierta y abandonarlo todo. Espero que os guste.
Si quieres saber algo más de él, aquí tienes lo que te puedo contar, por ahora, 😉
El blog en verano
Como muchos de vosotros sabréis, es habitual que los blogs se vayan de vacaciones durante le verano. Hasta los blogueros necesitan desconectar. En años anteriores yo no lo había querido hacer, pero en esta ocasión no me ha quedado otro remedio. Por un lado, lo necesitaba; y por otro, las últimas correcciones de Zed está muerto, la maquetación en papel, en digital, la portada, la impresión… han ocupado casi todo mi tiempo y no me ha quedado para mucho más.
Aun así, solo fue agosto el mes que elegí para desaparecer, en julio y septiembre he seguido por aquí, y esto es lo que he publicado:
- Lo primero, así para empezar, fue una entrevista que me realizaron en la emisora de radio de la Universidad de La Laguna, Radio Campus. Como de costumbre, hablamos de literatura, autopublicación y En el punto de mira. Aquí la podéis escuchar
- Continué con la reseña de Máximo Impacto, de David Baldacci, el segundo volumen de una saga que me tiene enganchada. La historia de Will Robie y sus pocos amigos y sus muchos enemigos es pura acción y suspense, una lectura de las que no dejan descansar. Aquí tienes mi opinión
- El 25 de julio hice el anuncio oficial: Zed está muerto se dio a conocer con su portada, su sinopsis y la fecha de publicación (mañana, ay, mañana 😨😨). Os conté en este post cómo había sido el proceso de escritura y los miedos que me quitan el sueño ahora que el momento de la verdad está cada vez más cerca. Ay, mañana…
- Llegó septiembre, retomé el ritmo habitual del blog y lo hice con este post en el que hablaba de la pregunta más difícil de responder para cualquier escritor (creo, al menos para mí). ¿Quieres saber cuál es?
- La primera reseña de la nueva temporada fue para Ana, de Roberto Santiago. Una novela larga, sí, pero maravillosa. Una historia de abogados y los entresijos más oscuros del mundo del juego. Muy recomendable. Si quieres saber más, aquí tienes mi opinión.
- Y por fin llegaron mis vacaciones, las de verdad, las de dejar el trabajo y largarme de viaje. Primera parada: Los Ángeles, California. Playa, sol y novela negra. ¿Te vienes?
- Segunda parada: San Francisco. La ciudad de las flores, los hippies y el movimiento beat, reverenciado en cada esquina. Te lo demuestro aquí
Mis lecturas de verano
- Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, de Robert M. Pirsig. Una novela de viajes en la que un padre recorre medio Estados Unidos a lomos de una moto con su hijo y una pareja de amigos. Entre recuerdos de un misterioso pasado y un enigmático amigo habla sobre el mundo, la vida y la filosofía.
- 4 3 2 1, de Paul Auster. Qué puedo decir, una maravilla. Una novela muy larga, pero que se lee con pasmosa facilidad. La historia de un chico desde su nacimiento hasta la edad adulta, y todas esas veces en las que un ¿y si…? puede cambiarte la vida. Magnífica.
- Benjamin, de Federico Axat. Si La última salida me encantó, este me decepcionó un poco. Empezaba muy bien, con una premisa interesantísima, un chico que huye de casa y, en vez de alejarse lo más posible, se oculta en el desván y desde ahí es testigo de la reacción de su familia a su desaparición. Sin embargo, a la mitad de la novela, la historia comenzaba a divagar y perdía toda cordura. Una lástima.
- Ana, de Roberto Santiago. Qué maravilla. Ya te he hablado de ella en el listado de publicaciones, porque le dediqué una reseña que puedes leer aquí
- La campana de cristal, de Sylvia Plath. No había leído nada de esta poetisa y yo, que soy más rara que un perro verde, en vez de acercarme a ella por su obra poética, la más conocida, lo hice por su única novela en prosa. Porque yo lo valgo. Y la que lo vale es ella, desde luego. Una novela triste, intimista y preciosa, sobre sentirse perdido y no saber hacia dónde vamos. Muy, muy bonita novela.
- De ratones y hombres, de John Steinbeck. ¿Cómo no la había leído antes? En serio, ¿me lo explica alguien? Una novela cortita y perfecta. Un lenguaje elegido al detalle para transmitir la crudeza, la soledad y la resignación de dos amigos que se buscan la vida en la América rural de los años 20.
Y el trimestre que viene…
Mañana. Ay. Mañana. Mañana sale a la venta Zed está muerto. ¿Qué más puedo decir?
Hasta pronto