Los cinco personajes femeninos de la literatura que me salvaron la vida
Hola, compinche de lecturas y divagaciones.
Sé que sabes que esta semana se celebra el día internacional de la mujer y que este año se va a reivindicar con más fuerza que nunca la igualdad, la libertad y el derecho de las mujeres a ser consideradas al mismo nivel que los varones. Es una lucha tristemente larga y tristemente necesaria aún, en un momento de la historia en que las diferencias hombre mujer deberían haber quedado atrás como recuerdos de un pasado remoto.
Por eso quiero unirme a esta celebración – reivindicación y voy a hacerlo contándote una de mis muchas y tristes historias de infancia, que pensarás que no tiene nada que ver, pero sí.
Cuando yo era pequeña tenía serios problemas de adaptación en el colegio. Serios. Hoy tiene un nombre, pero entonces eran cosas mías y punto. Y esas cosas mías eran reales, yo no me parecía al resto de niñas de mi clase: no era monísima ni encantadora ni jugaba a las cocinitas ni soñaba con ser un princesa. No. Yo era un troll, tímida, callada y seca, que prefería mil veces encerrarse en su habitación con los libros y la música antes que cualquier otra actividad que implicara contacto social con adultos o ¡mucho peor! con otros niños.
Durante muchos años, el mundo de las historias que leía era mi mundo y sus personajes eran mis únicos amigos, pero eso no significaba que entre ellos me sintiera más cómoda. ¿Sabes por qué? Piensa: ¿cómo empiezan la mayoría de cuentos infantiles?
Erase una vez una niña muy guapa, muy guapa…
Pues empezamos bien. Disney y sus niñas perfectas, guapísimas, simpatiquísimas, listísimas, que cantaban como los ángeles y se les posaban gorriones en las manos. Matadme.
Y entonces aparecieron. Pocas, con cuentagotas, pero ahí estaban, personajes femeninos que se parecían a mí, que no eran princesas de cuento ni pretendían serlo, que me decían que lo que yo era no tenía porqué ser malo, al contrario, que podía molar mucho. O, al menos, que no pasaba nada, que podía ser así por mucho que doliera.
Así que hoy, en el día internacional de la mujer, quiero honrar a los 5 personajes literarios que me salvaron la vida, algunos en la infancia, otros después, otro ya de adulta.
Jorge (Georgina) Kirrin- Los cinco
Jorge fue la primera mujer en una novela con la que me sentí identificada, si dejamos de lado que ella era mucho más valiente que yo. Su familia era la dueña de la casa a la que cada verano acudían sus primos Julián, Dick y Ana a pasar las vacaciones, y juntos corrían mil aventuras, siempre acompañados de Tim, el perro de Jorge y su mejor amigo.
Jorge tiene once años y odia ser una chica. No le gusta lo que se supone que eso significa y se rebela contra ello a capa y espada, empezando por el nombre. Nada de Georgina, Jorge, y el que la llame de la otra manera se arriesga a desatar su ira. También se viste como un chico, lleva el cabello corto y se empeña en mostrar la forma de ser que ella, a su temprana edad y en el cliché de unos libros escritos entre los años cuarenta y sesenta, entiende que corresponde a los chicos.
Es una niña decidida, valiente, cabezota, tremendamente fiel a los suyos y con un corazón que a los demás parece extrañar. Ya Jorge tenía que sufrir los prejuicios de quienes la juzgaban por su aspecto.
Ella, igual que yo, no encajaba con lo que se esperaba de ella, pero se aferraba con uñas a dientes a lo que quería ser.
Jo (Josephine) March- Mujercitas
Tengo la seria sospecha de que Jorge Kirrin es un personaje inspirado directamente por Josephine March,
Jo es la segunda de las cuatro hijas de la familia March, una familia clásica de la segunda mitad del siglo XIX, en la que las niñas deben cumplir su misión y encontrar un marido. Pero Jo no se resigna a ese destino. Tiene quince años y no es lo que se considera una niña hermosa para la época, desgarbada, demasiado alta… Su único atractivo es un cabello largo y moreno que decide cortar para poder venderlo y ayudar económicamente a su madre. Ya ves.
Por si fuera poco, Jo sueña con ser escritora y pasa las horas encerrada en la habitación, escribiendo. No acepta órdenes de nadie y quiere tener libertad para decidir sobre su propia vida, aunque eso signifique quedarse soltera para siempre, para horror de su madre.
¿Cómo no me iba a entender con un personaje así, que vivía entre libros, como yo, y a la que nadie comprendía?
Lisbeth Salander – Trilogía Milenium
Debo admitir que me enamoré perdidamente del personaje de Lisbeth Salander cuando leí esta trilogía (no, no he leído los siguientes). Me sentí identificada con ella en muchos aspectos, sobre todo en el modo en que había decidido enfrentarse a determinados hechos de su pasado: esa rabia, ese rechazo al mundo exterior. Por supuesto, como buen personaje literario, todo en ella está llevado al extremo, está más cabreada que nadie y es más lista que nadie y si esa no es la combinación perfecta que alguien me diga cuál es.
De forma similar a Jorge y Jo March, Lisbeth también rechaza el papel que considera establecido para las mujeres. Cubierta de piercings, tatuajes y pinchos, estética punk, se asegura de lucir un aspecto que diga a gritos “No me toques los huevos”, y se apunta a todos los vicios que se le pongan por delante: tabaco, alcohol y sexo. Viva la vida.
Una vez más, su aspecto provoca que la gente la juzgue de determinada manera, y a lo largo de las novelas no son pocos los que se arrepienten de su error. Es una mujer extraordinariamente inteligente y poseedora de memoria fotográfica, experta informática y hácker. Una persona a la que no conviene tener en contra.
¿Qué es lo peor de ella, o, mejor dicho, para ella? El gran corazón que oculta bajo ese escudo antimisiles hace que sea leal hacia los suyos hasta el extremo, pero a cambio exige esa misma lealtad extrema, y eso es algo que muy poca gente le puede dar.
¿Por qué me ayudó tanto Lisbeth Salander? Habría sido incluso más si hubiera llegado a mi vida un poco antes, para cuando lo hizo, yo ya había aprendido a base de palos a adaptar mi aspecto a parámetros más socialmente aceptados que los que manejaba cuando era adolescente, pero el look que se describe de ella y el mío durante muchos años no fue muy diferente, así que la comprendí en seguida, cómo, por qué, para qué… Ella es lo que yo quise ser durante mucho tiempo.
Ygritte – Juego de tronos
Hay muchos personajes femeninos fuertes en la saga de George R. Martin. De hecho creo que los personajes más fuertes de toda esta historia son mujeres, en casi todos los sentidos. Que yo sepa, es la primera serie que muestra mujeres más fuertes físicamente que los hombres, asesinas más despiadadas, reinas más crueles y brujas más poderosas que cualquier mago.
Podría haber incluido en esta lista Arya Stark. Hace años lo habría hecho. Si Arya no es uno de los mejores personajes femeninos de la historia que baje dios y lo vea. Pero Arya es una niña y hay determinadas cosas de ella que hoy me resultan lejanas.
Podría haber incluido a Brienne de Tarth. Porque mola un mundo, y punto. Pero Brienne se parece demasiado a Jorge, a Jo y a Lisbeth.
Así que me he decantado por Ygritte. Porque Ygritte, por primera vez en esta lista, no tiene la menor intención de renegar de su condición de mujer. Todo lo contrario. Ygritte ha crecido sabiendo que puede ser mujer y eso no significa prácticamente nada. Puede luchar como un hombre, hablar como un hombre, disfrutar del sexo como un hombre y divertirse como un hombre.
Y lo hace.
Por eso la adoro.
Kathleen Addams – En el punto de mira
A ver, alma de cántaro, ¿creías que no la iba a incluir? Si hay un personaje femenino en la historia de la literatura que me haya salvado la vida es el que creé yo, y la razón es más que evidente: gracias a ella estoy aquí, gracias a ella tú estás aquí, en este blog, gracias a ella he conocido a un montón de gente increíble y he vivido una serie de experiencias que todavía no me termino de creer. Así que sí, Kathleen Addams, alias El Fantasma, tenía que estar en esta lista.
¿Qué diferencias o similitudes hay entre Kat y las otras cuatro mujeres de esta lista? Kathleen no reivindica nada, su vida no es una lucha contra los roles establecidos, Kathleen es como es porque el mundo la hizo así, como dice la canción, y el hecho de ser mujer le da igual. Ella no es una asesina profesional y aislada de la gente por afición, nada le gustaría más que ser una persona normal, con sus amigos, sus relaciones y su trabajo aburrido; pero eligió otro camino y ahora tiene que apechugar con las consecuencias.
Ella no huye de los hombres, como Jo y Lisbeth, por convicciones existenciales. Ella huye de todo el mundo porque su vida depende de ello, pero es capaz de sentir, más de lo que le conviene. Y luego pasa lo que pasa. ¿Quieres saber qué pasa? Pues ya sabes, lee los primeros capítulos
Ya ves, esta soy yo, esa fue mi infancia y estos los cinco personajes femeninos que me representan y que me ayudaron a seguir aquí. ¿Qué personajes te han influenciado a ti? Déjame un comentario y me cuentas con cuáles coincides, con cuáles no, y cuáles están en tu lista.
¡Hasta la semana que viene!
(Crédito de las imágenes:Google, badassoftheweek, goodreads, Serge-passions)
6 Comentarios
Por mi parte te diré que el Rey Arturo, Ulises, Sherlock Holmes, Bastián Baltasar Bux y Thomas Covenant. No es que me salvaran la vida, pero ya me entiendes… y los que me dejo.
Al señor Covenant no lo conozco, pero sí, te entiendo. Yo me centré en una lista de personajes femeninos, pero si los incluyera todos no me da el blog! ???
Aysss… mis dos “Jo”. Siempre he tenido la misma teoría Jajajaja
???? Me alegro de saber que no son locuras mías!
Me ha encantado. Reconozco que me enamoré perdidamente de Lisbeth.
Es imposible no enamorarse de ella ?