El hombre de la gasolinera, de Francisco Javier Sánchez Manzano
Matt Lucas, un hombre enigmático y de misterioso pasado, comienza a trabajar en una gasolinera situada en mitad del desierto de Utah. Sin embargo, la tranquilidad con la que transcurre su nueva vida se verá súbitamente interrumpida a causa de un incidente en la autopista.Por otra parte, en Salt Lake City, Emily Macer, una joven y bella periodista sin escrúpulos, se prepara para entrevistar a los héroes del tren, tres chicos que se enfrentaron a dos peligrosos terroristas y que, gracias a su valentía, evitaron una catástrofe.¿Western moderno?, ¿alegato ecológico?, ¿alegoría sobre la soledad, el desarraigo y la necesidad de perdón?
Lo que sí
- La ambientación, entre el western y el surrealismo
- La caracterización de los personajes
Lo que no
- El lío de finales. Todo diluido
- ¿Quién demonios es el antagonista de esta historia?
- La unión de las dos tramas. Imposible de creer
El hombre de la gasolinera. Un homenaje al western con toques oníricos y un lío de villanos
De esta novela me enganchó un detalle muy prosaico: la portada, una imagen en la que quise ver un homenaje a la colección de cuadros de gasolineras de Edward Hopper. Porque a mí, si me nombras a Hopper, ya me has ganado.
A partir de ahí me sumergí en una historia que me sorprendió y a la que, como me pasa últimamente, yo le habría añadido unas cuantas páginas más. ¿Por qué esa manía de quedarnos alrededor de 200? Si tienes una trama y unos personajes que puedes explayar, ¡joder, expláyalos!
Quizá por esa necesidad de reducir o concretar, me la historia me resultó, en ocasiones, dispersa. Tardé varios capítulos en ubicarme en la trama, pues las primeras páginas no dejan claro hacia dónde vas, y esa sensación se alargó más de lo que me hubiera gustado.
El hombre de la gasolinera es una novela plagada de referencias cinematográficas, literarias y con claros tintes filosóficos. Con constantes reflexiones de los protagonistas sobre la vida, la soledad, el pasado, las oportunidades y, sobre todo, la búsqueda y la aceptación de uno mismo. ¿Qué son y qué quieren ser, en realidad, Matt y Emily?
Es una novela que me enganchó, sin ninguna duda, con unos personajes interesantes y una ambientación magnífica por original, pero que me perdió en el último tramo. Las dos historias que habían discurrido paralelas sin ninguna relación más que el hecho de que ambos protagonistas se conocieran casi de vista, se unen en un giro sin sentido y sin necesidad.
A partir de ahí, todo se diluye.
Por un lado, la trama de Emily acaba de una forma abrupta. No tiene una conclusión o un cierre, simplemente acaba. Adiós, a otra cosa.
Y el final de la historia de Matt es una locura. Primero llega al clímax, el enfrentamiento del protagonista con su pasado. Y cuando eso se resuelve, de repente se saca unos villanos de la manga, a los que no llegamos a identificar, y alarga la historia, restando importancia al verdadero final, que ya hemos leído y que pierde así su relevancia.
Sé que el autor ha previsto una segunda parte, y supongo que ese es el problema, la intención de dejar una nueva trama abierta o un nuevo giro que dé lugar a esa continuación, pero no queda suficientemente claro, y la sensación del lector es la de no entender del todo qué ha pasado.
Una lástima de final para una novela que deja, sin embargo, muy buen sabor de boca.
El autor. Francisco Javier Sánchez Manzano
Francisco Javier Sánchez Manzano nació en Granada, y es licenciado en Traducción e Interpretación.
Ha escrito tres novelas y siete relatos, y participa como ponente en conferencias sobre traducción y sobre cine, tema del que es un experto y eso se nota en las múltiples referencias y homenajes que encontramos en El hombre de la gasolinera.
La trama
Encontramos, en El hombre de la gasolinera, dos historias paralelas:
- La historia de Matt Lucas nos muestra a un hombre que huye de su pasado y busca la paz trabajando en una gasolinera en mitad del desierto de Utah. Esta historia es un homenaje indudable a los western, tanto en la localización de los acontecimientos como en la actitud del protagonista y en las continuas reflexiones sobre su vida.
Una trama interesante y atractiva en la que eché de menos un antagonista claro. A lo largo de la historia, Matt va dejando caer pistas sobre ese pasado del que huye, pero no llegamos a entender en ningún momento quiénes son sus enemigos ni por qué van tras él (y cuando nos lo cuenta yo tampoco terminé de entenderlo). Además, da la sensación de que hay varios villanos, y no sabemos si son los mismos, si están relacionados o si el protagonista está teniendo alucinaciones. - La historia de Emily Macer gira alrededor de esta joven y ambiciosa periodista cuya única obsesión es casarse con un famoso y utilizarlo como plataforma para su propia carrera. Su gran oportunidad se presenta cuando debe entrevistar a los Héroes del tren, tres jóvenes que lograron reducir a un grupo terrorista que planeaba atacar un tren en Europa. Emily se fija en uno de ellos y despliega todas sus armas para lograr su objetivo, aunque no será tan fácil como esperaba. Porque si ella oculta una intención, su flamante novio también oculta sus propios secretos.
Los personajes
Los personajes son uno de los puntos fuertes de El hombre de la gasolinera.
Encontramos personajes muy bien caracterizados, con su propia personalidad, intereses y objetivos, tanto en los protagonistas como en los secundarios.
Entre ellos quiero destacar el comienzo de la protagonista femenina, Emily Macer. ¿Por qué? Porque es imbécil. Y no es nada fácil crear un personaje imbécil. Quiero decir, es relativamente sencillo crear un héroe y es relativamente sencillo crear un villano, hay unas pautas, unas reglas que te ayudan a que el público odie o ame a un protagonista y a un villano. Pero ¿crear una imbécil a la que no tengas que odiar porque no es enemiga de nadie, simplemente, es imbécil? Eso es difícil. Y lo siento, pero Emily comienza la novela como una imbécil, y esas primeras apariciones son muy interesantes.
Matt Lucas también me ha gustado muchísimo. El papel de antihéroe atormentado por su pasado es un clásico, pero creo que Sánchez Manzano le da un toque original a Matt, con su manera de reflexionar sobre el mundo y sobre sí mismo, y con su actitud de resignación ante lo que la vida ha hecho con él.
En resumen: El hombre de la gasolinera
El hombre de la gasolinera es una historia de grandes personajes y decisiones filosóficas que homenajea al western clásico y se pierde en algunos momentos.
Recomiendo El hombre de la gasolinera sin dudar. Es entretenida, demasiado corta para mi gusto (algunos de sus fallos se habría resuelto con más espacio para elaborar los giros) y con interesantes reflexiones y personajes.
Confusa en ocasiones, pues el autor combina el punto de vista de los distintos protagonistas con los escritos autobiográficos de Matt, y en ciertos momentos no sabes si estás en el pasado o en el presente. Confusa también en un final en el que no queda claro por qué el villano odia tanto al protagonista ni quién es el antagonista real, sensación que se acrecienta con algún toque surrealista cuya explicación también he echado en falta y que, supongo, se aclarará en la segunda parte.
Ideal para pasar una tarde estupenda.
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Un abrazo, y felices lecturas.