Allá afuera, en el mundo, no era mucho lo que ocurría. Pero aquí, en esta noche especial, en ese mundo cerrado de ladrillos de papel y cuero, podía pasar cualquier cosa, siempre pasaba cualquier cosa. Uno escuchaba y oía los gritos de diez mil personas, gritos tan agudos que sólo los perros alzaban las orejas. Un millón de hombres corría instalando cañones, afilando guillotinas. Los chinos, de a cuatro en fondo, marchaban y marchaban para siempre. Invisibles, silenciosos, sí, pero Jim y Will tenían el don de los oídos y las narices, tanto como el de las lenguas. Esta era una fábrica de especias de países lejanos. Aquí dormitaban los desiertos extranjeros. En el frente estaba el escritorio donde la hermosa y anciana señorita Watriss ponía sellos purpúreos en los libros, pero allá lejos estaban el Tibet y la Antártida, el Congo. Allá iba la señorita Wills, la otra bibliotecaria, cruzando la Mongolia Exterior, coleccionando fragmentos de Piping y Yokohama y las Célebes. En el tercer corredor de libros un hombre viejo murmuraba barriendo en la sombra, amontonando las especias caídas.
La feria de las tinieblas, de Ray Bradbury
No hay duda de que, a los lectores, una biblioteca nos provoca emociones similares a las que Bradbury describió en su novela La feria de las tinieblas, un lugar lleno de posibilidades, de historias, de vidas que vivir y aventuras que correr, de peligros y emociones.
Pero estamos a unos días de Halloween y hoy quiero hablar de algo más tangible que lo que nuestra imaginación puede dibujar en las estanterías de una biblioteca. ¿O no?
Ruidos, corrientes de aire frío, voces en pasillos desiertos. Todos conocemos los fenómenos asociados a las casas encantadas que hemos visto en películas y que, supuestamente, podemos encontrar por todo el mundo. Casi siempre son eso, casas, viejas residencias decrépitas con siglos de historia, pero también pueden ser hoteles, cementerios y, por supuesto, una biblioteca.
Sobre los lugares encantados
¿Qué hace que un edificio cualquiera, en nuestro caso una biblioteca, esté encantada?
Podemos encontrar dos orígenes en las bibliotecas encantadas:
- El edificio con historia tenebrosa real. En algún momento, entre los pasillos o en la zona de estudio, ocurrió algún hecho espeluznante, un asesinato, suicidio, tragedia horrible. Y ya tenemos la maldición. La imaginación popular creará un fantasma con el que explicar cualquier ruido desconocido o fallo tecnológico inexplicable.
- El edificio en el que ocurren cosas extrañas. Puede que nadie conozca ninguna historia verídica ocurrida en el lugar, pero lo que todos saben es que ahí suceden cosas extrañas: voces, ruidos, libros que desaparecen y vuelven a aparecer en otro sitio… No hay explicación, pero ocurre, y no hace falta más para tener nuestra biblioteca encantada señalizada en el mapa turístico de la ciudad.
5 bibliotecas encantadas por todo el mundo
Personalmente, se me ocurren pocos lugares mejores que una biblioteca para pasar la eternidad, así que no me extrañaría que, de existir fantasmas, cada muerto lector haya querido regresar para quedarse en su biblioteca preferida.
Aquí tenéis 5 de las más famosas bibliotecas encantadas por todo el mundo.
Biblioteca de Marsh, Dublín, Irlanda
Si hablamos de bibliotecas encantadas o casas encantadas, en general, no hay otro lugar mejor para comenzar el viaje que Irlanda.
La Marsh Library se inauguró en el año 1707, por lo que ha tenido tiempo de sobra para acumular tragedias dramáticas, muertos e historias de fantasmas.
Según cuenta la leyenda, el arzobispo Narcissus Marsh, fundador de la biblioteca, tenía a su cuidado a su sobrina, Grace Marsh, a quien había criado y que trabajaba como asistenta para él. Hasta que un día la sobrina se largó para casarse con un sacerdote de una aldea cercana.
Se dice que, antes de marcharse, la sobrina dejó una nota para su tío, oculta dentro de algún libro, y ahí tenemos al fantasma del arzobispo Marsh buscando la notita desde entonces. 300 años buscando una nota. Que ya podía haberla clavado en el tablón, como todo el mundo.
Tienes toda la información sobre la Biblioteca Marsh en su página web: https://www.marshlibrary.ie/
Biblioteca Willard, Indiana, Estados Unidos
En muchos casos, lejos de molestar a los dueños de una biblioteca encantada, el fantasma que la habita se convierte en una atracción turística más.
Es el caso de la Dama de gris, de la biblioteca Willard.
El espectro de esta mujer apareció por primera vez en 1937. Los efectos más comunes de sus apariciones son el olor a perfume, las zonas frías y cosas que se mueven, como sillas que se apartan de su lugar, libros que caen al suelo desde las estanterías o una máquina de escribir que funciona sola.
Por desgracia, nadie ha averiguado nunca quién es esta misteriosa dama ni qué historia la ata a este lugar, pero si quieres intentar verla, la biblioteca Willard instaló en 1999 una cámara web que puedes consultar aquí: https://www.willardghost.com/?content=ghostcams
Biblioteca Sweetwater, Wyoming, Estados Unidos
La biblioteca encantada de Sweetwater es una de las más jóvenes de esta lista, se inauguró en 1980 y ya ese primer día comenzó a dar problemas: las luces se encendían y apagaban, extraños sonidos reverberaban entre las salas y se vieron inexplicables puntos de luz blanca contra las paredes.
A partir de entonces se sucedieron otros fenómenos, como máquinas de escribir que funcionaban solas y el aterrador caso de una bibliotecaria que vio como su nombre aparecía sin explicación alguna en la pantalla del ordenador.
¿De dónde vienen estos fenómenos? Nos remontamos un siglo atrás y a uno de los clásicos de los edificios encantados: la biblioteca se construyó sobre un antiguo cementerio (ven hacia la luz, Caroline…). Supuestamente, la mayoría de las tumbas se trasladó antes de la construcción, pero a lo largo de los años han aparecido algunas durante los trabajos de mantenimiento. Ahí lo dejo.
Tenéis información sobre la biblioteca y las visitas organizadas en la web más fea de la historia: https://www.sweetwaterlibrary.org/
Biblioteca Felbrigg Hall, Norfolk, Inglaterra
Felbrigg Hall data del siglo XVIII. Se trata de la propiedad de un rico erudito que lleva paseando por sus dominios desde hace dos siglos.
Todo comenzó en 1809, cuando un devastador incendio se declaró en la biblioteca. William Windham III trató de salvar todos los libros posibles del fuego, y en su acto heroico sufrió graves quemaduras de las que acabó falleciendo por después.
A finales de la década de 1960, los descendientes del fallecido William Windham, traspasaron Felbrigg Hall al National Trust, una organización benéfica de conservación cultural en Inglaterra. David Muffon, el encargado de poner los papeles en orden durante dicho traspaso, estaba trabajando en la biblioteca en 1972 cuando se percató de “un caballero sentado en el sillón junto a la chimenea leyendo libros. Fue tan natural que no pensé nada al respecto. Después de unos 15 segundos, dejó el libro a su lado sobre la mesa y se desvaneció”. Así. Tal cual.
Y aquí viene mi parte favorita. Cuando Muffon preguntó al mayordomo al respecto, este le dijo que sí, por supuesto, que el fantasma de William Windham siempre se sentaba en ese sillón y que él le dejaba sus libros favoritos a mano para que los leyera. Eso sí es un buen mayordomo.
Tenéis toda la información en la página web del National Trust: https://www.nationaltrust.org.uk/features/a-haunted-library-and-a-bookish-ghost
Biblioteca pública Morelia, Michoacán, México
La biblioteca pública de Morelia se inauguró en 1930 como parte de la universidad de Michoacán, en México, en un edificio que data del siglo XVI.
Las presencias extrañas se han hecho notar entre los pasillos de esta biblioteca encantada durante todos estos años. Ha habido visiones de una monja vestida de azul que recorre las instalaciones, se notan presencias y se escuchan pasos. Una de las trabajadoras tuvo que solicitar el traslado porque se había sentido acosada por una presencia invisible que llegó a respirar junto a su oreja e incluso a tocarla.
Tienes información sobre la biblioteca en la página web: https://www.moreliainvita.com/biblioteca-publica-de-morelia/
Podría encontrar muchas más, Estados Unidos, que se apunta a un bombardeo, tiene cientos de bibliotecas con sus fantasmas residentes, y qué decir del Reino Unido, que les gusta localizar fantasmas hasta en los supermercados, pero también otros países de Europa o incluso la India cuenta con sus fantasmas lectores.
¿Has oído alguna otra historia de bibliotecas encantadas? ¿Has visitado alguna? Y, por supuesto, ¿has visto algún fantasma?
Aprovecha que se acerca Halloween y no dejes de compartir tus historias de terror.
Y si te apetece alguna lectura tenebrosa para estos días, te invito a pasar una noche de Halloween con Ray Bradbury, con Edgar Allan Poe o con H.P. Lovecraft. Y también puedes descubrir los 5 libros que más miedo me han dado. ¿Te atreves?
¡Un tétrico abrazo y felices lecturas!
❤
2 Comentarios
Hola, Arantxa
Dos cosas que me gustan por separado están aquí juntas: bibliotecas y lugares encantados. Lo que cuentas de la biblioteca Felbrigg Hall es muy normal y a la gente suele extrañarle: en muchos casos, muchos, las apariciones que la gente ve no son esos fantasmas blancos o transparentes de las películas, sino que ven lo que creen que son personas reales. Es luego cuando se dan cuenta de que había algo raro en esa escena, o que sólo lo veía esa persona, etc.
Gracias por esta entrada, me ha gustado. ¡Un saludo!
Muchas gracias por tu comentario, Oscar. Me alegro de que te haya gustado esta entrada.
No sabía que fuera tan habitual ver gente que parece normal y resulta llevar muerta varios siglos. Ahora que lo comentas, creo que prefiero eso a lo de los fantasmas transparentes de las películas jjjj
En fin, como amante de estos lugares, cualquier forma me vale para no moverme de mi biblioteca favorita ni muerta (perdón por el chiste).
¡Un abrazo y gracias por leer!