El zorro, de Frederick Forsyth
¿Y si el arma más peligrosa del mundo no fuera un misil inteligente, un submarino sigiloso o un virus informático? ¿Y si, en realidad, se tratara de un chico de diecisiete años con una mente prodigiosa, capaz de sortear los sistemas de seguridad más sofisticados y de manipular cualquier arma y volverla en contra de los más poderosos? ¿Qué no estaría dispuesta a hacer cualquier agencia de inteligencia para tenerlo de su lado?
Hay que encontrarlo y capturarlo. O protegerlo y salvarlo. Pase lo que pase, él es capaz de decantar la balanza del poder mundial y no debe caer en las manos equivocadas, porque lo que podría ocurrir a continuación es impensable… Y lo mejor de todo es que si ha sido capaz de romper nuestros sistemas de seguridad puede hacer lo mismo con nuestros enemigos.
Lo que sí
- Las escenas de acción
- La fluidez del estilo
- Las lecciones de historia
Lo que no
- La frialdad en el relato
- Los personajes planos
- Las tramas enlazadas sin relación
- El excesivo reflejo de la documentación
El zorro, de Frederick Forsyth. ¿Escrita por un escritor fantasma?
Escribo esta reseña con el corazón partío, que diría aquel. Necesito que quede claro que Forsyth es uno de los maestros, lo incluyo en el Top de escritores de suspense de todos los tiempos y entre los mejores escritores a secas, pero El zorro… En los comentarios en Goodreads, encontré varios lectores que se atrevían a insinuar que esta novela la ha escrito un escritor fantasma, ya sabéis, un escritor que trabaja a sueldo para un tercero (generalmente, el famosete de turno) que aparecerá como autor. Por un lado, dudo muchísimo que alguien de la experiencia y categoría de Forsyth se preste a algo así, pero, por otro, viendo el resultado de la novela en cuestión, no sé que sería peor, que El zorro lo haya escrito un tercero o que, realmente, venga de la mano de Forsyth.
Es evidente que el autor inglés es un experto en el suspense, en la historia geopolítica internacional y en las tramas de espionaje, y esos tres elementos se encuentran en El zorro. El problema es el modo en el que aparecen.
Ya detallaré la trama más adelante, pero por encima os cuento que El zorro narra la historia de un adolescente genio de los ordenadores (hasta los mismos de este cliché, que para qué estudiará uno informática, si cualquier adolescente con Asperger u otro trastorno similar es capaz de cosas imposibles con una mano a la espalda) que es contratado por la Inteligencia británica para hackear los sistemas informáticos de todas las potencias enemigas; en unas ocasiones, con fines totalmente éticos, y en otras, para maniobras estúpidas de niño enfurruñado. Durante el 80% de esta novela vamos saltando de acción en acción, contra un enemigo, contra otro y contra otro, como si leyéramos la lista de la compra. Niño, haz esto. El niño lo hace. Los malos se enfadan, pero no pasa nada. Niño, haz esto otro. Y así tooodo el rato. Ni sabemos gran cosa del adolescente, ni de los personajes que se mueven a su alrededor, ni del responsable de sus actuaciones, ni de los buenos ni de los malos. De esta manera no logré empatizar con nadie y, por tanto, no me importaba lo más mínimo que cada una de esas acciones saliera bien o mal ni lo que ocurriera con los protagonistas.
De manera individual, cada una de esas acciones contra el enemigo habría resultado una novela en sí misma, interesante y llena de acción, y yo las habría leído todas, sin embargo son tratadas con una distancia que las enfría hasta convertirlas en una simple lección de historia, porque esa es otra, si Frederick Forsyth es un experto en geopolítica, maniobras militares, espionaje, armamento, etc, etc, en esta novela ha querido reflejar todo lo que sabe. Todo. No hay escena en la que no interrumpa la acción cuatro o cinco veces para dar una lección de algún tipo. Detiene la historia para distraerse tres páginas hablando del origen del MOSAD, página y media sobre una acción de espionaje durante la guerra fría, dos páginas sobre un tipo de arma, tres páginas sobre la batalla de nosédónde. Y digo lo mismo que antes, cada uno de estos momentos está escrito de una manera que podría leer una novela entera sobre el tema, pero introducidos con calzador en medio de la acción, le arrebatan todo el interés a aquella, rompen el ritmo y me alejaron de la historia.
El estilo de Frederick Forsyth es fabuloso. Que nadie se equivoque. Da gusto leerlo y disfruté de cada párrafo hasta el final, pero pasado mañana no recordaré nada de la historia, ni a sus personajes ni lo que ocurría en ella, porque tengo la sensación de que a él tampoco le interesaba demasiado contarla.
Y ese final. Lo siento, no voy a desvelar nada, pero ese final me dio ganas de llorar y no era de la emoción. ¿Qué clase de final es ese? Horroroso. De los peores que he leído. Si hasta el momento la novela se mantenía por la calidad literaria de Forsyth, fue en ese momento cuando me planteé que los comentarios de Goodreads eran reales; eso no puede haberlo escrito él. Me niego a creerlo.
El autor. Frederick Forsyth
Nacido en el Reino Unido, en 1938, Frederick Forsyth ha tenido una vida de esas que dan por sí solas para una novela (de hecho, su autobiografía publicada lo parece): piloto de la RAF, reportero de guerra, espía del MI6, presentador de la BBC…
Es considerado uno de los maestros del suspense y ha escrito alguna de las mejores novelas del género, como Chacal o, mi favorita, Los perros de la guerra.
La trama
Un adolescente con síndrome de Asperger pasa los días encerrado en su habitación, trasteando con el ordenador en cosas que nadie comprende. El chaval es un genio de la informática y ha conseguido acceder a una de las bases de datos más secretas del gobierno estadounidense. Cuando estos llegan a él, su futuro se dibuja en forma de cadena perpetua, pero sir Adrian Weston, un antiguo jefe del MI6, propone una alternativa, utilizar las habilidades del chico para los intereses del mundo occidental. Rusia, Irán, Corea del Norte… todos se convierten en objetivos de este proyecto cuyo único riesgo está en salvaguardar la vida del adolescente, que no tarda en tener precio puesto a su cabeza.
Los personajes
- Sir Adrian Weston. Un antiguo miembro de la cúpula del espionaje británico. Se jubiló hace años, pero su experiencia valía demasiado como para echarla a perder, de modo que la Primera Ministra lo contrató como asesor personal, y ahora es el encargado de sacar partido y proteger al joven genio.
- Luke Jennings. El adolescente con Asperger genio de los ordenadores. ¿He dicho que estoy un poquito harta de los genios adolescentes, en general? ¿Es que no puede haber adolescentes normales en la literatura adulta? En fin, Luke es como ya te imaginas, retraído, con problemas de sociabilidad, dolorosamente dependiente de la rutina y la estabilidad de su entorno. Todo debe permanecer inmutable. Lo único que lo hace feliz es la informática, aunque no pueda compartir esa pasión pues nadie es capaz de comprenderlo.
- Yevgeni Krilov. La antítesis de Sir Adrian Weston, aunque en realidad debería decir el antagonista, que no antítesis, pues ambos son iguales. Una carrera profesional parecida y unas habilidades similares los llevan a enfrentarse en el mundo del espionaje en diferentes ocasiones y a conocerse hasta el punto de anticipar los movimientos del otro.
En resumen: El zorro
Podría haber sido tan buena… Debería haber sido tan buena… La pluma de Frederick Forsyth engancha al lector con la misma habilidad con la que siempre lo ha hecho, y no insinuaré ni por un instante que El zorro sea una mala novela ni que se haga larga ni que cueste leerla, todo lo contrario; se lee en un momento y se disfruta de cada párrafo, impecable. Pero la suma de todos sus elementos no hacen un buen resultado. La sensación final no es la de haber leído una gran historia, es la de haberse introducido en un ensayo periodístico sobre política internacional. Aprendes mucho, y disfrutas de la lectura, pero no puedo decir que obtengas de esta historia lo que buscas de una novela de suspense. Y aunque te la vendan como un thriller, olvídalo, no lo es.
Unos puntos a favor y otros en contra de la lectura de esta historia. Ahora, tú decides.
Recuerda que puedes comprarlo en librerías o en Amazon
Un abrazo, y felices lecturas.
3 Comentarios
Hola, Arantxa. Gracias por tu reseña. Y digo gracias, de verdad, porque antes de ella llegué a pensar que estaba loco por no haberme gustado El Zorro. Qué quién era yo para juzgar a un grande!! Pero es que coincido contigo en cada palabra. Después de haber leído grandes novelas de Forsyth como Los Perros de la Guerra y El Negociador, y la sinopsis, esperaba encontrar la obra cumbre, y me encontré con la planicie más absoluta. Una lástima porque la historia daba para mucho, y se pierde.
Muchas gracias por escribir!!
Espero con ansias tu próxima novela!!
Un abrazo!!
Luciano.
Hola, Luciano. Antes que nada, gracias a ti por tu comentario.
Es verdad que en ocasiones creemos que estamos locos por diferir de las opiniones más extendidas, ¿verdad? Sobre todo en un caso como este. Pero es lo que tienen las opiniones sobre literatura, que tengo derecho a que algo me guste o no.
Y en este caso, bueno, ya lo has leído.
Es curioso. He releído la reseña y he encontrado un párrafo en el que escribí “Da gusto leerlo y disfruté de cada párrafo hasta el final, pero pasado mañana no recordaré nada de la historia”. Y precisamente por eso he tenido que releer la reseña. Porque no recordaba la historia.
Creo que eso ya lo dice todo.
Un abrazo y sigue fiel a tus opiniones 😉
Hola, Arantxa. Gracias por tu reseña porque, hasta hoy, creía que estaba loco por no gustarme El Zorro. Las críticas en general la alababan, y, además, es Forsyth. La verdad que, después de haber leído obras maestras de él como Los Perros de la Guerra (que es ensayo, pero vale como tal) y El Negociador, en El Zorro me encontré con la planicie total.
Gracias por escribir y contestarnos a los fans!! Espero con ansia tu próxima novela!!
Un abrazo!!
Luciano.