El final del verano. ¿Eso no era una canción? Por fin. Reconozco que no llevo nada bien los calores de estos días. Soy persona de invierno, de jerseys y manta en el sillón, de chimenea (los afortunados que la tengan) y chocolate caliente. Pero si algo tienen estos meses para la mayoría de lectores es que traen consigo las vacaciones, y eso implica más tiempo para leer. Ya sea en la playa, en el monte, en el barco o el avión rumbo al destino turístico de turno o en casa, los que no hayan salido de la ciudad y se limiten a disfrutar de las calles vacías y el aire acondicionado de los bares, que tampoco es poca cosa.
Así que, con el otoño a las puertas, me toca repasar como cada trimestre lo que he hecho literariamente hablando estos tres meses. No habrá muchos posts, pues el blog ha estado cerrado en agosto, pero seguro que encuentras alguno interesante. Y lo que sí hay, te aviso, son muchas lecturas.
¿Quieres verlo?
Mis libros
En el punto de mira y Zed está muerto continúan acumulando comentarios de los lectores y estrellas en Amazon y en Goodreads. Sé que siempre lo digo, pero ¡gracias! Vuestras reacciones a las novelas son la mayor alegría de escribir, de verdad. Seguid haciéndolo.
Comentarios de Zed está muerto: Amazon. Goodreads
Comentarios de En el punto de mira: Amazon. Goodreads.
Además, a principios del trimestre, el canal de Youtube de la bloguera Libros Citados publicó este magnífico comentario hablando de Zed está muerto, y recordando lo mucho que le gustó En el punto de mira, lo que siempre es una alegría.
Si te quedas con las ganas o te pica la curiosidad, recuerda que aquí puedes leer los primeros capítulos de Zed está muerto.
Y aquí los de En el punto de mira:
Actividad
A mediados de agosto, la emisora de radio Canarias Radio La Autonómica, de la mano del escritor Carlos J. Eguren, me realizó una entrevista para su sección cultural, que podéis escuchar aquí:
El blog en verano
Como todos los veranos, el blog ha reducido el ritmo de publicación, así que estos meses el listado de posts es más corto de lo habitual:
- Comenzamos con una reseña, El beso de Tosca, de Vicente Garrido y Nieves Abarca. Era la primera vez que leía algo de estos autores y fue una decepción absoluta.
- Como los calores alteran a cualquiera, quise hablar del sexo en la literatura. Por mucho, por poco o porque nunca llueve a gusto de todos, parece que los lectores no se ponen de acuerdo sobre si debe o no incluirse escenas de sexo en las novelas. ¿Tú qué crees?
- Seguimos con otra reseña, una novela que me enamoró: La ciudad de la lluvia, de Alfonso del Río. Una historia localizada en Bilbao y que mezcla el tinte clásico del género negro con una modernidad impecable.
- A principios de agosto fallecía una de mis escritoras fetiche, Toni Morrison. Nos deja un buen número de obras maestras y la magia de su prosa. Y yo, a cambio, quise hacerle este humilde homenaje.
- Por primera vez, me atreví a reseñar un autor autopublicado, y lo hice porque su novela me fascinó. Se trata de Los esclavos perdidos, de José Rodríguez-Trillo. La historia y los personajes eran magníficos, y solo tenía un grave error. Subsanable, eso sí.
Mis lecturas de verano
La ciudad de la Lluvia, de Alfonso del Río: Qué maravillosa manera de empezar el verano, de verdad. Una novela que mezcla el estilo más negro de los años 40 con el presente de corrupción, acción y venganzas. Muy recomendable.
La canción de las sombras, de John Connolly: A ver, esa manía mía de leer novelas sin saber nada sobre ellas, puede acabar con errores como este, empezar una saga por el final. ¡Qué le voy a hacer! En fin, he descubierto por las malas a este detective, arquetipo del tipo duro de la novela negra, que entrelaza sus investigaciones con elementos sobrenaturales que me chirriaron un poco, supongo que por no esperármelos. Aun así, los personajes y el estilo han bastado para convencerme de seguir la saga, desde el principio, como tiene que ser.
Arderás en la tormenta, de John Verdon: La sexta entrega de la saga de novelas protagonizada por el superpolicía retirado Dave Gurney me ha parecido la más floja de todas. Si a la última apenas le quedaba el atractivo de un comienzo intrigante y un caso sin sentido, esta ni siquiera tiene eso. No es que el caso no tenga sentido, quizá sea la más realista, pues en esta ocasión retrata la dura realidad del racismo y las diferencias sociales en algunas poblaciones rurales de Estados Unidos; lo que no tiene ningún sentido es la investigación, la actitud y el comportamiento de los personajes ni, desde luego, la resolución. Una lástima, pero esta saga ha perdido ya todo su interés para mí.
Dracula, el origen, de Dacre Stoker y J.D. Barker: Una lástima lo de esta novela. Le tenía muchas ganas al “previously” de Dracula que se ha marcado un sobrino nieto con la ayuda de todo un experto como J.D.Barker, y, sin embargo, no terminó de engancharme. No empaticé con los personajes y me resultó larga y lenta. Tienes mi opinión en Goodreads.
La voz de los muertos (Saga de Ender, 2), de Orson Scott Card: Me salto de género a la ciencia ficción y continúo con esta historia cuya primera entrega me fascinó. Y debo decir que esta segunda, también. Mezclamos ciencia, filosofía, religión y hasta magia para crear una novela en la que Ender el Genocida (llamado así tras acabar con toda una raza alienígena sin pretenderlo) intenta reconciliarse consigo mismo a base de dar voz a los muertos.
Los esclavos perdidos, de Jose Rodriguez Trillo: Esta novela llegó a mí de manera inesperada, un regalo del autor una tarde tirada en un aeropuerto, y todavía no le he dado las gracias lo suficiente. Sin esperármelo, me encontré ante unos personajes perfilados a la perfección, una trama que te enfrenta al horror absoluto y unos giros magníficos. Esto no se trata de luchar con el asesino de turno, esto es el Bien contra el Mal, así, en mayúsculas.
Falcó, de Arturo Pérez Reverte: Llevaba años, el pobrecillo, esperando en la librería, a merced del orden inflexible de mi lista de lecturas pendientes. Pero, al fin, le llegó el turno. Y me gustó mucho. Quizás esperaba algo más, o quizás se me hizo corto y creo que habría ganado en profundidad con algunas decenas de páginas más. Por otra parte, fue una lástima ver venir el gran giro sorprendente final con cien páginas de antelación. Y pese a todo esto, me gustó mucho. El personaje principal es de esos protagonistas redondos que huele a clásico por los cuatro costados, lleno de matices de grises dispuesto a saltar del blanco al negro según le convenga. Como a mí me gustan. No hace falta decir que su continuación, Eva, ya está en la lista de lecturas pendientes.
Además, ¿no es una de las portadas más bonitas que habéis visto jamás?
Feliz final, de Isaac Rosa: Había oído muy buenas referencias sobre esta novela que narra la ruptura de una pareja empezando por el final, y no me ha decepcionado. Todo lo contrario. Me ha parecido un enfoque original y arriesgado. El lector ya sabe que la historia ha terminado, y en un intercambio de reproches en monólogos alternos casi a modo de conversación, va descubriendo cómo termina, por qué y cómo empezó, hasta formar un bucle perfecto. Para parejas con los pies en la tierra. Abstenerse enamorados ciegos.
Bautismo de fuego, (Geralt de Rivia 05), de Andrzej Sapkowski: El autor de nombre impronunciable recuperó en este volumen lo mejor de la saga del brujo. Deja a un lado (aunque no del todo) las tramas de espías y politiqueo entre hechiceras y reyes y volvemos a una historia de aventuras y criaturas mágicas, siempre ambientada en un período de guerra, por supuesto, pero sin que esta situación cobre tanto protagonismo como antes. Puedes leer mi comentario en Goodreads
La granja de cuerpos, de Patricia Cornwell: Curioso, lo de esta novela, porque todo en ella está mal, pero al final me gustó. Personajes sin profundidad, absoluta ausencia de descripciones y una investigación policial y del FBI de patio de guardería. Pero el resultado, si la lees sin demasiada atención a esto, es entretenido. Aquí tienes mi comentario.
Hambre asesina, de Frank Schätzing: Otra decepción, y esta fue peor, pues soy muy fan de las novelas de ciencia ficción del autor, pero su incursión al género negro es un desastre. No por la trama, que es realmente buena, sino por los personajes. Dibujados por un niño de preescolar que no sabe dibujar. Me entristeció tanto que os prometo una reseña para explicaros todo lo que falla en la historia.
Petirrojo, (Harry Hole 03), de Jo Nesbo: Tercer intento de pillarle la gracia a esta saga que todo el mundo me recomendaba hasta la saciedad, y, como dice el dicho, a la tercera va la vencida. Ahora sí. Así, sí. Un personaje complejo y comprensible, unos secundarios acordes y creíbles, una trama exquisitamente dibujada. Puedes leer mi comentario en Goodreads
La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera: El clásico del verano. Y clásico con motivo. Una emocionante reflexión sobre el ser humano, las relaciones amorosas, el sexo, la traición, lo mejor y lo peor de las personas en una época de enfrentamientos políticos y sociales. Más que recomendable. Tienes mi comentario en Goodreads
Trampa mortal, (Saga Jack Reacher 03), de Lee Child: Si seguís el blog ya sabréis que me encantan las novelas de este autor estadounidense, pues he publicado ya dos reseñas sobre esta saga, Morir en el intento (Jack Reacher 02) y El enemigo (Jack Reacher 08). Creo que son el paradigma del género Thriller y que el protagonista es prácticamente perfecto para esta clase de literatura. Por desgracia, debo decir que Trampa mortal es la que menos me ha gustado hasta el momento. La trama es muy buena, aunque yo la habría desarrollado de otra manera, pero falla en algunos personajes, principalmente en los femeninos. Ya os contaré por qué en la reseña.
Y así termina mi verano literario. Si te apetece, puedes leer el resumen de los últimos doce meses en mi diario de primavera, invierno y otoño, que además fue un trimestre muy especial para mí. ¡Asegúrate de no perderte nada!
Hasta aquí todas mis lecturas, comentarios, publicaciones y reseñas del verano. Seguro que tú también te has traído un buen número de lecturas en tu memoria. ¿Cuál me recomiendas?
Felices lecturas, y hasta pronto